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Tratado de Alcañices

20 de enero de 2025
Alcañices

Si queremos entender por qué Olivenza pasa a ser portuguesa, tenemos que examinar a fondo del Tratado de Alcañices.

A continuación tienes desglosado todo el sindiós de acontecimientos que desembocaron en uno de los más importantes acuerdos diplomáticos de la Edad Media. 

Antecedentes al Tratado de Alcañices

Para poder entender por qué Olivenza es reclamada por Portugal, tenemos que viajar hasta el 12 septiembre de 1297, cuando Castilla y Portugal firman el Tratado de Alcañices. Será con este acuerdo cuando se ceda Olivenza a Portugal, pero cuidadín, porque este pacto tiene mucha miga y te lo vamos a explicar paso a paso. 

Lo primero es saber el contexto en el que se produce esta firma. Estamos terminando el siglo XIII. Cien años donde hemos visto como el rey castellano Fernando III «El Santo» (y bisabuelo de uno de los protagonistas) conseguía la ansiada unificación con el Reino de León. Pero no solo eso, sino que el tío conquistó a los moros las plazas de Córdoba y Sevilla (casi nada). Pero es que su hijo, que sería Alfonso X «El Sabio», podría en marcha la escuela de Traductores de Toledo (por decir lo bueno, porque el rey sabio dejó secas las arcas castellanas para ser emperador). 

Y mientras sucedía todo esto, el joven reino de Portugal finaliza la Reconquista de manos de Alfonso III. En el otro lado peninular, Aragón dio un puñetazo encima de la mesa con Jaime I el Conquistador y se hacía con Valencia, las Islas Baleares y finalmente su hijo se anexiona Sicilia. 

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Problemas en la frontera. ¿De quién es este pueblo?

Bien, una vez aclarado el contexto, vamos a centrarnos en las relaciones de Portugal con sus vecinos. La primera pregunta que tenemos que hacernos es, ¿Era el Tratado de Alcañices el primero que firmaban Portugal y Castilla? 

Pues tengo que decirte que NO. Que hubo uno anterior, unos años antes, allá por 1267. Y se firmó porque las fronteras entre la recién estrenada Corona de Castilla y el joven reino de Portugal, no quedaban muy claras. 

El Tratado de Alcañices intentó solucionar los problemas creados por el testamento de Sancho IV de Castilla, padre de Fernando IV el Emplazado.

Fue así como Alfonso X el Sabio y Alfonso III de Portugal se sientan en Badajoz y firman un tratado que acuerda que la frontera entre ambos reinos la marcará el río Guadiana.

Qué listo era Alfonso X «El Sabio». Pues con este acuerdo, mientras Castilla reconocía a Portugal como reino autónomo, se conseguían fijar los límites de la que será conocida como la frontera más antigua de Europa.

Portugal: Excomunión, anarquía y Golpe de Estado

Pero, cuando se firmó este tratado, digamos que Alfonso X «hizo una oferta» que los portugueses no pudieron rechazar. 

Y es que a los portugueses no les interesaba una guerra con la poderosa Castilla. Así que se tragaron su orgullo y firmaron el acuerdo. 

Alfonso X el Sabio intervendrá en la guerra civil portuguesa, tras pedirle ayuda Sancho II de Portugal.

Alto, alto, alto… ¿cómo qué se tragaron su orgullo?

Pues resulta que, Portugal firmó ese acuerdo porque «no le quedaba otra». Venía de tener serios problemas religiosos con la Santa Sede.

Los problemas vienen desde el tercer rey de Portugal, Alfonso II «El Gordo». Y es que, Alfonso Henriques, su abuelo y primer rey de Portugal, para garantizar la independencia de Portugal, buscó el reconocimiento de la Iglesia. Para ello, regó de privilegios a los prelados de la Santa Sede. Claro, cuando llega su hijo Sancho, el pobre ve que aquello es inviable. Que la Iglesia tiene un poder económico del carajo, mientras que los portugueses pasan más hambre que un perro callejero. 

Martim de Freitas exige la apertura del sarcófago de Don Sancho II en Toledo.
► Martim de Freitas exige la apertura del sarcófago de Don Sancho II en Toledo.

Entonces Alfonso trata de quitar privilegios a la Iglesia, pero el Papa Honorio se cabrea de lo lindo y lo excomulga. El pobre rey, se muere excomulgado y lo sucede su hijo Sancho II «El Piadoso». Este joven rey metió la pata enseguida, al estar casado con su prima (Urraca de Castilla), algo prohibido por la Iglesia. Y encima casado desde los trece años (siendo menor). Un sindiós que llevó a Portugal a la anarquía.

De la anarquía se pasó a la guerra civil. Y eso fue gracias a la Iglesia que depuso a Sancho, a través de la bula «Grandi non immerito». Y nombró a su hermano pequeño, Alfonso III de Portugal como regente (el otro protagonista de nuestro Tratado de Alcañices)

El Rey Sancho pide ayude a nuestro rey sabio Alfonso, pero la Iglesia se pone seria con el asunto y el rey castellano, aún a pesar de haber ganado varias batallas, se retira, llevándose a Sancho II a Toledo, donde morirá. 

Y pensarás «Con la Iglesia hemos topado». Y y te digo, ¡y tanto! Porque cuando llega su hermano Alfonso a gobernar, revierte todo en favor de la Iglesia, restableciendo sus privilegios. 

Guerra civil portuguesa entre Sancho II y Alfonso III

Poco a poco, nos vamos acercando a la contencioso oliventino. Recapitulando un poco, estamos en un momento en el que Portugal está en guerra civil porque la Iglesia creía que el rey Sancho II no era capaz de gobernar. Y por eso, hizo llamar a su hermano Alfonso, para que pusiera un poco de orden. 

Tenemos que entender que los reinos eran, por aquel entonces, un conjunto de tierras propiedad de reyes y señores. Es por eso que, a lo largo de la historia peninsular vemos como se dividen el reino, como quién reparte una herencia. Y en este caso, con Alfonso X pasó algo parecido, al disponer él de tierras dentro de Portugal, que encima estaban siendo atacadas en este contexto de guerra civil. 

Alfonso X "El Sabio" entró en Portugal para defender intereses personales y familiares

Así que, esa conjunción de intereses personales y familiares, fue lo que seguramente llevó al por entonces infante Alfonso, a intervenir en la guerra civil portuguesa. 

La intervención militar fue planeada al detalle por Alfonso, que aún era infante. Su padre Fernando, no estaba muy por la labor de meterse en el jardín portugués, así que hizo lo posible para involucrarse lo menos posible. Sin embargo, Alfonso consiguió apoyos incluso de Jaime I de Aragón. 

La guerra fue rápida y Alfonso pronto se plantó frente a la villa de Leiria. Allí hubo un enfrentamiento con el nuevo rey Alfonso III, que provocó el malestar de la Iglesia y obligó a Alfonso X a retirarse. 

Aún a pesar de esta retirada, la posición de fuerza del reino de Castilla fue tan inexcusable, que Portugal se vio obligada a firmar lo que le pusieran en la mesa en 1267.

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► Árbol genealógico de Alfonso X. Primer hijo varón Fernando de la Cerda. Segundo Sancho IV. Tercero Pedro, fiel a su hermano Sancho y por último Juan, quien reclamaría el trono a su sobrino Fernando IV de Castilla.

Convención de Badajoz de 1267

Este Tratado fue un poco indigesto para los portugueses, porque como hemos dicho, no le quedó otra que tragar, para evitar una guerra con Castilla. Las fronteras de aquella, eran algo así como «orientativas» y solían estar las ciudades y villas en manos de órdenes militares. 

Alfonso X «El Sabio» fue muy inteligente porque consiguió la rendición de la Taifa de Niebla y su último emir le cedió todo el territorio que consideraba que era suyo y que incluía territorios que habían ya sido reconquistados por Portugal. Como era el caso de Ayamonte, que había sido conquistado por Alfonso III de Portugal. E incluso, territorios más al Oeste. 

Eso fue lo que llevó a ambos reyes a reunirse en Badajoz en 1267. Alfonso impuso su fuerza y Portugal tuvo que renunciar a varias villas situadas al este del Guadiana, como era el importante triángulo de Mértola-Noudar-Mourão. A cambio, aseguraba la frontera al Oeste del Guadiana. 

Castilla imponía su fuerza en la negociación, pero… todo cambió en pocos años. 

Alfonso X el Sabio es derrocado por su hijo Sancho IV "El Bravo"

La historia se empeña en demostrarnos lo de «si algo malo puede pasar, va a pasar». Y Alfonso X «El Sabio» vio como su primogénito Fernando de la Cerda estiraba la pata y se moría en Ciudad Real de forma inesperada. Y esto era un problema porque ¿a quién correspondía la sucesión? ¿A segundón de Sancho o al nieto de Alfonso X?

Según el derecho establecido con la publicación de las Siete Partidas, tendría que haber sido el nieto de Alfonso X quien heredase todo el reino, pero Sancho IV no dio ocasión. El rey Bravo, vio como su padre llegó a tener la intención de contentar a todo el mundo y repartir el reino entre él y los hijos de su hermano fallecido, conocidos como los Infantes de la Cerda. Así que, sin esperar un momento, derrocó a su padre y fue proclamado rey. Alfonso X, sin apoyos, tuvo que permanecer en Sevilla. 

De todo el reino de Castilla, sólo Badajoz y Murcia fueron fieles a Alfonso X. Castilla se sumió en el desconcierto. Portugal miraba de reojo. Finalmente el rey Alfonso muere, cuando ya empezaba a recuperar terreno en la guerra civil contra su hijo Sancho (gracias a la ayuda de los Benimerines), dejando vía libre a su hijo Sancho para gobernar en Castilla.

Muere Sancho IV y se firma el Tratado de Alcañices

Pero, quien le iba a decir al nuevo rey que «TANTO PARA NADA», porque Sancho IV «El Bravo» gobernará apenas nueve años.

Y es que, el castellano caerá enfermo de tuberculosis y próxima su muerte, no podría quedar más incierto el futuro.

Primero porque durante sus últimos meses, su reino cae en manos de los nobles. Y él era incapaz de atender a sus responsabilidades.

Si a eso le sumas que tu hijo Fernando IV tiene apenas nueve años, pues apaga y vámonos.

Portugal, por contra, llevaba años con Dinis como rey. Las tornas habían cambiado y el rey portugués, tras la muerte de su padre Alfonso (con el que el rey Sabio había fijado las fronteras, recuerda) marcaba el rumbo de un reino con gran estabilidad interna, fruto de su gran autoridad regia. 

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► Territorios que pasarán a formar parte de Portugal después del Tratado de Alcañices. C. Rodrigo: Castelo Rodrigo

Sancho IV fallece con 36 años, acorde con la esperanza media de vida del siglo XIII

Así que, los portugueses aprovecharon su posición ante la falta de un heredero contundente en Castilla y apoyaron a Juan «El de Tarifa» (tío del niño rey) para sustituirle.

María de Molina, que era muy lista, recordó lo sucedido con Alfonso X y los hijos de Fernando de la Cerda. Y es que, según el criterio de Sancho IV de Castilla, el trono correspondía a Juan»El de Tarifa». Y ante la posibilidad de perderlo todo, consiguió parar el órdago portugués y firmar del Tratado de Alcañices, que dio la necesitada estabilidad territorial entre Portugal y Castilla. 

El órdago portugués buscaba un posicionamiento estratégico y Castilla no le quedó otra que cedier importantes plazas como Olivenza, Campo Maior, Ouguela, Castro Marim, Sabugal, Alfaiates, Moura o Serpa. Todas, salvo la primera, siguen perteneciendo a Portugal. Castilla, por contra, se aseguraba el control de Aracena, Aroche y Ferreira (Actual Herrera de Alcántara). 

Olivenza pasa a ser portuguesa porque Dinis apoyó como rey al hermano de Sancho IV en vez de al hijo de éste: Fernando IV.

Podría contarte un sinfín de dime y diretes sobre la de problemas que dieron ciertos pueblos en la reconquista, pero nos interesa centrarnos en Olivenza, que es la que dará dolores de cabeza ibéricos.

En un resumen rápido, la villa pacense fue conquistada por el reino de León. Los portugueses se la quitaron a los leoneses y Fernando IV la retomó en 1297. La Raya parecía más un tablero de Monopoli que una delimitación fronteriza.

Pero tras la firma de Alcañices, que firmó María de Molina con el rey portugués D. Dinis, ante la posibilidad de destronamiento de su hijo, Olivenza se convirtió en un enclave portugués, hasta la famosa guerra de las Naranjas impulsada por el válido Manuel Godoy. 

Este tratado no solo estableció una delimitación duradera entre ambos reinos, sino que también permitió sellar la paz por más de 100 años, solo interrumpida por la crisis sucesoria de Fernando I de Portugal, bisnieto del poderoso rey Dinis de Portugal, impulsor del Tratado de Alcañices.

Texto completo del Tratado de Alcañices.

«En el nombre de Dios, amén.

Sepan todos aquellos que vean y escuchen leer esta Carta, que había una disputa sobre villas, castillos, territorios, demarcaciones, y acuerdos entre nosotros, el rey Don Fernando, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, León, Toledo, Galicia, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén, Algarve y Señor de Molina, por una parte; y el rey Don Dionisio (Dinis), por la gracia de Dios, Rey de Portugal y del Algarve, por la otra.

Debido a estas disputas, surgieron muchas guerras, homicidios y excesos, de tal forma que en las tierras de ambos reinos hubo muchos robos, incendios y devastación, lo cual ofendió a Dios por la muerte de muchas personas.

Viendo que, si continuaban estas guerras y discordias, nuestras tierras corrían el riesgo de perderse por nuestros pecados y de caer en manos de los enemigos de nuestra fe, y buscando evitar un daño tan grande a Dios y a la Santa Iglesia de Roma, nuestra madre, decidimos, en servicio de Dios y para el bien de la Cristiandad, reunirnos para lograr paz y amor, y para restablecer el servicio a Dios y a la Iglesia.

Así, yo, el rey Don Fernando, con el consejo y autorización de la reina Doña María, mi madre, y del infante Don Enrique, mi tío y tutor, y bajo la aprobación de diversos nobles y consejeros de Castilla y León, acordamos con el rey Don Dionisio de Portugal, quien a su vez contaba con el consejo de la reina Doña Isabel, su esposa, y de otros dignatarios y nobles de su reino, hacer un acuerdo entre nosotros en los siguientes términos:

Tratado de Alcañices:

Yo, el rey Don Fernando, reconociendo que los castillos y villas de Tierra de Aroche y Aracena, junto con sus territorios, eran de derecho de Portugal y que pertenecían a su soberanía, y que el rey Don Alfonso, mi abuelo, los había tomado de forma indebida a Don Sancho, padre del rey Don Dionisio, me comprometo a devolver estas villas y castillos a Portugal o a compensarlos con territorios equivalentes dentro de nuestros reinos.

Dado que no he cumplido con esto, entrego como compensación las villas de Olivenza y Campo Mayor, situadas cerca de Badajoz y San Félix de los Gallegos, junto con todos sus territorios, derechos y pertenencias, para que los posean el rey Don Dionisio y sus sucesores de manera perpetua, tanto en posesión como en propiedad.

Renuncio para siempre a todos los derechos que yo o los reinos de Castilla y León pudiéramos tener sobre estos territorios, transfiriéndolos al reino de Portugal.

Asimismo, entrego al reino de Portugal la jurisdicción sobre el lugar de Ouguela, cercano a Campo Mayor, con todos sus derechos y territorios, salvo los derechos y propiedades eclesiásticas que correspondan al obispo y a la iglesia de Badajoz.

Por mi parte, el rey Don Dionisio, reconozco que los castillos y villas de Aroche y Aracena, así como sus territorios, son parte del reino de Castilla, y por tanto, renuncio a cualquier reclamación o derecho sobre estos territorios. También renuncio a cualquier demanda que pudiera haber tenido sobre las tierras de Valença, Ferreira, Esparragal y Ayamonte, que ahora pertenecen a la Orden de Alcántara.

De igual modo, el rey Don Fernando renuncia a cualquier reclamación sobre los castillos y villas de Sabugal, Alfayates, Castelo Rodrigo, Villar Mayor, Castelo Bom, Almeida, Castelo Melhor y Monforte, situados en la región de Riba Coa, que ahora están en posesión del rey Don Dionisio, junto con todos sus territorios y derechos.

Finalmente, tanto la reina Doña María como el infante Don Enrique otorgan plena autoridad al rey Don Fernando para cumplir con todos los términos de este tratado. Juramos sobre los Santos Evangelios y prometemos de buena fe cumplir y hacer cumplir este acuerdo, y si no lo hacemos, seremos considerados perjuros y traidores, como aquellos que matan a su señor o traicionan un castillo.

Y para que este acuerdo sea firme y no pueda ser puesto en duda, hemos hecho dos copias de esta Carta, selladas con nuestros sellos de plomo y los sellos de las reinas y del infante Don Enrique, como testimonio de su veracidad. Cada uno de nosotros debe conservar una copia.

Firmado en Alcañices, viernes, doce días del mes de septiembre.

Fuentes

Capeia Arraiana

La solidaridad familiar. La participación de la nobleza leonesa en la guerra civil de Portugal (1245-1247)

Niebla, el penúltimo reducto musulmán.

Wikipedia: Biografías de Fernando y de Dionisio, Cortes de Valladolid y Tratado de Alcañices.

Chat GPT: Traducción del Tratado.

Adrián-Gebe

Adrián Gebé

Coordinador General de la Sociedad Iberista, conferenciante y divulgador iberista.